domingo, 21 de octubre de 2007
Cada DIA
Cada dia vemos la eternidad frente a nuestras intenciones
Cada dia bebemos del fuego de nuestra existencia
Somos esencia eterna enmarcados en la desidia
Somos, cada dia: prado sobre el asfalto, tierra sobre las cicatrices.
domingo, 23 de septiembre de 2007
Fotos de la jornada libertaria merida para farandula y habladera de paja.
taller de teatro infantil.
mientras sucedia todo esto llamado jornada libertarias, para los adolecentes y adultos aburridos, los niños en su taller de alas.
mas fotos del taller.
mas actividades aburruidas, conformacion del colectivo indymedia centro.
la madre naturaleza repartiendo los colores para las aves
Distráete.
El tiempo vale oro, pero tú vales más, ¿no?
Continuar con esta rutinaria y agotadora forma de vivir tiene ningún sentido.Si crees que tus neuronas se han encendido, y la sensibilidad te recuerda que tus músculos están agotados, pues ve. No lo dudes, duerme la siesta.A los que aún mantienen la sonrisa hipócrita en el rostro y no comprenden que es lo que, en realidad, los motiva a continuar descifrando estas líneas escritas aun creyendo que son una completa porquería, les comento que pronto va a llegar el punto final de este primer y breve párrafo. Solamente ustedes deciden si es positivo continuar con la pesadilla que los traiciona cotidianamente.
Para bien o para mal, no son más que seres que han perdido la esperanza por completo. La esperanza de hacer sus propias vidas y confrontar aquello que no los permite realizarse. Traiciónense a ustedes mismos. Lo han hecho desde que decidieron cumplir roles establecidos. Traicionen, ahora, sus formas de vivir, pero sin olvidar traicionar también sus formas de comprender la vida y terminen por preguntarse si viven realmente o si solo están comprando aire. Punto.
¿Contentas señoras, contentos señores?
¿No iban a dejar ya de leer estas palabras ridículas?
¿Por qué tienen que hacer cosas que no quieren hacer?
¿Realmente quieren hacer algo?
Háganlo.Si quieres robar, roba. Es mucho más ético que trabajar y que te roben tu tiempo, tu fuerza, tu inteligencia. Es peor que te roben tu propia vida.Si deseas leer esto, léelo. Pero si toda esta acumulación de palabras improvisadas han terminado por aburrirte puedes dejarlas donde las hallaste o en algún otro lugar (in)útil, sea un tacho de basura, la canastilla del diezmo eclesiástico, atrapadas en un cajero automático o e las manos de la primera persona que te cruces en la calle. Puedes olvidarte de todas estas líneas. Haz lo que quieras, es lo que importa. Si tienes hambre, cómetelas. Si te provocaron nauseas, escupe al cielo y sin dejar de mirar hacia arriba.
domingo, 19 de agosto de 2007
La ingenuidad en venta.
X- Papi, papi. Vamos al supermercado, ¿ya?
P- Hijita, ahora no tengo dinero. Dile a mamá.
[Se acerca a su madre, que lava los platos]
X- Mami, mami. Quiero ir al supermercado.
M- No. Ahora no podemos ir. Estoy muy cansada.
[Durante la noche, en el dormitorio]
P- ¡No se que pasa! ¿Por qué no tenemos dinero?
M- ¡Claro! Si el fin de semana la pasaste borracho con tus amigos.
P- Entiende cariño. Estuve desesperado, me redujeron el sueldo.
Por eso he bebido, para consolarme.
M- ¿Cómo dices? ¿Para consolarte? ¿Con tus amigos?
P- No. Ellos no son culpables de nada. También la están pasando mal.
M- Pero tú sabes que necesitamos el dinero. ¡Y te lo gastas en tu estúpida borrachera!
P- No sabía que hacer. Y tú, ¿qué haces con tanto maquillaje?
M- Eh. Pues, que no vez. Tengo arrugas y necesito verme joven.
P- Claro. ¡Y por tu juventud nos quedamos sin dinero, también!
[X ingresa a la habitación]
X- ¿Qué pasa papá, por que están gritando?
M- Lo vez, haz despertado a tu hija.
P- Fuiste tú.
X- Fueron los dos. ¿Por qué no salimos a divertirnos un poco? Ya dejen de discutir, que no lleva a nada bueno.
P- Tienes toda la razón, hija.
M- ¿Entonces qué? Si no tenemos dinero para ir al bendito supermercado.
X- Yo no quiero ir de compras al supermercado. Por que culpa del supermercado han discutido hoy. Por culpa del supermercado han discutido siempre. En el supermercado compran cerveza. En el supermercado compran maquillaje. En el supermercado compraron mis peluches. ¿Pero hasta cuando vamos a intentar comprar felicidad? ¿Cuando no tengamos dinero para seguir comprando, moriremos?
Desde que los supermercado llegaron a la zona están discutiendo. Tuvimos que dejar el puesto del mercado. Todos los puestos desaparecieron por completo. Y hoy mas que nunca me he dado cuenta que el supermercado nos ha robado mas que dinero. Nos ha robado la esperanza de vivir. La alegría de jugar, de crear, de soñar. Papá trabaja para consumir y gracias a nuestro consumo absurdo, muchos trabajan. Y cuando trabajan dejan de ver a sus hijos. ¿No papá?
P- Hija, esto siempre ha sido así. Nada podemos hacer.
X- Podemos hacer todo, estamos vivos. Eso me lo enseñaste tú papa.
¿O es que ya estamos muertos? Vamos al supermercado.
M- ¡Qué!
X- Hoy no iremos a comprar. Hoy iremos a recuperar lo que es nuestro. Nuestra dignidad no la podemos negociar a ningún precio. Iremos a recuperarla. Nos han violentado tanto tiempo con su publicidad. Mira como están las calles, la prensa. ¡Nos tienen atrapados! Nos quitaron nuestra fuente de ingresos y obligaron a trabajar para ellos a mucha gente. Les pagan un sueldo para que no se sientan esclavos, aun siéndolo. Dicho sueldo lo utilizan en comprar los mismos productos que produjeron. El dinero que sale de sus ventanillas de vidrio a fín de mes, regresa por sus maquinas cada día, cada instante. Y la historia repite aplastando nuestra libertad. ¿Pero qué es de ellos? Yo nunca he conocido al dueño. ¿Acaso es Ronald Mc Donalds? El de seguro esta en casa, con familia. Con lujos y comodidades. Se ríe de nuestro llanto. Su vida nos ha convertido en cadáveres animados. Yo me he aburrido de tantos mecanismos, soy solo una niña. No he elegido este mundo. Así que construiré el que yo desee. ¿Estamos de acuerdo? ¿Van al supermercado, también?
No se sorprendan. Ya les dije que esta vez no iremos a comprar. Iremos a divertirnos.
El cambio está dentro de tí, en tu saliva.
Lánzales un gran escupitajo en todo el maquillaje que llevan en sus tristes caras, comparte un poco de tu saliva caliente. Guíñales el ojo si te miran mal, sonríeles y muéstrales tus dientes si desean compartir sus salivas contigo. Y si intentan perseguirte no corras, apunta directamente en sus ojos, comparte lo que tienes dentro.
No esperes que toquen tu puerta con Biblia en la mano, no esperes que lleguen en porta tropas a tu ciudad, no esperes que lleguen a hipotecar tu casa. ¡No los esperes, ve por ellos! Encuéntralos en centros parroquiales, comisarías y bancos. Sus frías, rutinarias y aburridas vidas necesitan de tu solidaridad por medio de una composición orgánica originada desde dentro de tus sistemas y que pueda deslizarse con delicadeza. Tú la tienes, está dentro de ti. Pero sobre todo, por que lanzársela no le cuesta dinero a nadie. Por el contrario, será la cuota más grande de placer que podamos sentir.
Así que si tú también deseas que la mísera vida que llevas tenga cuotas de amor empieza por escupir en la gente. Ellas, aunque malagradecidas, lo necesitan y, ciertamente, nosotros también.
Lastimosamente tu vida sólo duró 9 meses.
Pero de ello ya hablaremos más adelante..
Con una golpiza fuiste bienvenido a este, nuestro mundo.
¿Era necesario llorar? Y por qué no. Razones habían, aunque probablemente en ese momento no era necesario buscar tantas explicaciones, probablemente no lo entenderías.
Pero tenías que llorar. Y lloraste. Una palmada en el trasero. ¿Excitación? ¿Cariño? ¿Placer? Nada de eso. Fue un guante de plástico con lo primero que hiciste contacto. Que más frío que esto. Que peor castigo. Lloraste y sabemos el por que.
El vientre era tan cómodo. Era confortable. La oscuridad permitía imaginar un mundo, muchos mundos dentro. Jugar todo el día, todos los días. Sentir la pasión de la sangre caliente de mamá. Soñar, sí, vivir allí era un sueño, un sueño que pronto se liberaría. Ver la luz fue una pesadilla. El sol estaba lejos y lo más cercano fue un tubo fluorescente que iluminaba una fúnebre sala quirúrgica, una fábrica de niños llena de aparatos raros, manejados por objetos con cara sonriente, raros también. Médicos con filudos cuchillos en mano dispuestos a violentar el vientre de tu madre. Nada peor. Todo fue tan traumático en estos momentos de desesperanza. Ella reía de felicidad después haber dado inimaginables llantos de dolor por muchas horas. ¿Qué le sucedió? No le preguntaste, sabías que solo reiría. ¿Qué podrías hacer, llorar? Lloraste al lado de un brazo desconsolador que no entendía, que veía todo con normalidad.
Tú ya estabas muerto. Lastimosamente tu vida sólo duró 9 meses.